La fusión llevada adelante por el gobierno paraguayo de la Dirección Nacional de Aduanas y la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios no solo ha generado malestar entre los actores del comercio exterior de ese país, sino confusión entre los mismos.
La integración llegó junto con la creación del Ministerio de Economía y Finanzas, del que depende y, según los planes del presidente Santiago Peña, está en sintonía con su idea de reducir el tamaño del Estado.
Esto no ha sido bien recibido por algunos protagonistas del comercio que, consultados por ComexLatam, aseguraron que la decisión tiene fines meramente recaudatorios.
Asimismo, según algunas voces, se ha desdibiujado la función de la Aduana como ente facilitador del comercio y de la operativa del mismo.
«Es muy obvio que lo que se buscó fue dar importancia a la recaudación, olvidando de los servicios y apoyo que debe dar esta entidad», mencionó un empresario en diálogo con ComexLatam.
Más allá de quienes están a favor o en contra de esta determinación, se coincide en que con el régimen anterior había mejor comunicación y celeridad en algunas cosas.
«Antes, frente a un problema, podías comunicarte hasta con el director de Aduanas para pedir información o solicitar ayuda. Hoy no pasa esto y, frente a cualquier problema, no hay comunicación directa con el responsable. Si se tiene que hacer una consulta o pedir ayuda, probablemente se demore semanas la respuesta», dijo una fuente relacionada con el comercio exterior guaraní.
En ese sentido, los reclamos tienen que ver con que así no se ajusta a los tiempos de la actividad.
En otro orden, los escáneres también son motivo de preocupación, ya que se considera que lo ideal es un equipo en cada puerto, para lo que la administración anterior había conseguido una donación de Taiwán.
La idea, indicaron a ComexLatam, era adquirir nuevos equipo y reparar los que estaban fuera de funcionamiento.
Se entiende que los fondos para eso estaban disponibles y que se tuvieron que haber puesto en funcionamiento una décena escáneres, pero hay solamente dos.
Al respecto, algunas empresas construyeron lugares preparados de acuerdo con las especificaciones de Aduana y estos no fueron utilizados.
Otras voces aseguran que la Aduana nunca dotó de los escáneres que debían tener cada uno de los puertos y que debían operar en los puertos privados, pese a que las empresas desarrollaron infraestructura para recibirlos, ajustadas a las exigencias de Aduana, consideradas mejores que las que se están usando actualmente.
En la actualidad se mantiene un puesto de escaneo en la zona de Villeta, que abarca los puertos de esta zona y que está en un predio que antes era de la Secretaría Nacional de Bienes Incautados y Comisados. El otro puesto de escaneo es para los puertos del norte.
Para los usuarios, escanear en estos dos puntos implica transitar, precinto electrónico mediante, durante kilómetros hasta llegar al puerto de embarque, lo que crea un punto ciego en la cadena de control del contenedor, que podría ser intervenido en ese tramo.
En ese sentido, se entiende que la operativa es lenta y que basta con pensar que para entrar al escáner hay que hacer una cola de un kilómetro y medio de camiones en la ruta, lo que genera un caos operativo y también un peligro para el tránsito.