Esta semana se intensificó la presión sobre los centros de comercio marítimo mundial. El ataque de los rebeldes yemeníes a Israel en el Mar Rojo, en Malasia, dio un giro inesperado, aunque con un propósito más claro.
Según informó La Vanguardia, las autoridades anunciaron que no se permitiría la entrada al país a ningún buque de carga con bandera israelí, en lo que significó un veto claro a los buques nacionalizados de Israel, con efecto inmediato.
En ese sentido, se argumentó que esta medida es en respuesta “a la violación de los principios humanitarios y la legalidad internacional en Gaza”, por parte de Israel, a cuyo ejército responsabiliza «de masacres y atrocidades contra civiles palestinos».
Asimismo, los barcos con destino a Israel tendrán vetado cargar mercancía en los puertos malayos.
Aunque Malasia no mantiene relaciones diplomáticas con Israel, desde 2002 permitía que las naves de la naviera israelí Zim atracaran en sus puertos, pero la situación dramática en Palestina habría hecho cambiar de opinión al actual primer ministro.
Zim es la décima naviera de contenedores del mundo por volumen de tráfico (2,1% del total mundial) y opera en más de 80 países.