El gobierno de Estados Unidos ha decidido aumentar significativamente los aranceles a las importaciones provenientes de China, en un intento por contrarrestar las prácticas comerciales desleales bajo el Acuerdo de Comercio Internacional.
Este incremento arancelario afectará a sectores estratégicos, entre los que destacan los vehículos eléctricos, los semiconductores y las piezas de baterías.
Entre las nuevas medidas, los aranceles sobre los vehículos eléctricos chinos se han elevado a un histórico 100%, lo que podría alterar el mercado de automóviles en el país. Este aumento se extiende también a los minerales críticos, necesarios para la producción de baterías y semiconductores, sectores clave para la tecnología y la movilidad sostenible.
Además, los aranceles sobre el acero, el aluminio y los equipos de protección personal (EPP) se mantendrán en tasas que varían entre el 0% y el 7,5%, reflejando un enfoque más moderado en comparación con los productos tecnológicos y de energía.
Según fuentes oficiales, la medida busca nivelar el terreno de juego para las empresas estadounidenses y proteger los intereses económicos del país.
En ese sentido, analistas de Maritime Analytica advierten que esta escalada en la guerra comercial entre las dos principales economías del mundo podría tener repercusiones significativas en las cadenas de suministro globales y en los precios al consumidor.