El director ejecutivo del centro de estudios especializado en políticas públicas Ceres, Ignacio Munyo, aseguró que “impresiona” el crecimiento de la industria forestal uruguaya en los últimos 30 años y destacó que, para ello, ha sido fundamental la aplicación de una “política pública de largo plazo, con incentivos impositivos establecidos en los momentos claves para el desarrollo”.
El analista se refirió al sector en la presentación del estudio que actualizó la realidad del mismo, que originalmente se realizó en 2023, y dijo que las buenas noticias no solo son para el rubro, sino para toda la economía del país y su proyección internacional.
En ese sentido, sostuvo que «los uruguayos deben conocer más sobre el impacto de la industria forestal en el país” y argumentó con números elocuentes.
Crecimiento comparativo
Munyo mostró un gráfico revelador que compara el crecimiento de las exportaciones forestales de Uruguay, Argentina y Suecia. En la década de 1990, tanto Uruguay como Argentina presentaban exportaciones forestales insignificantes, con una participación del 0,1% o 0.2% en el Producto Interno Bruto (PIB), mientras que Suecia alcanzaba el 4.5%. “Me impresiona ver cómo en 30 años Uruguay ha logrado converger hacia Suecia y alejarse de Argentina”, dijo Munto, quien explicó que con el reciente funcionamiento de la tercera planta de celulosa, Uruguay ha superado al país escandinavo en exportaciones forestales, sin perjuicio de que Suecia continúa con un crecimiento sostenido en su PIB.
El analista insistió en que el éxito del sector forestal se explica por la aplicación de incentivos fiscales que atrajeron inversiones internacionales al país, donde empresas multinacionales líderes, con altos estándares de calidad y sostenibilidad, han sido fundamentales para la evolución de la industria forestal.
Asimismo, subrayó la importancia de la institucionalidad y estabilidad del país para mantener la confianza y atraer inversiones de primer nivel mundial.
Economía circular
Un concepto central para Munyo fue la circularidad del sector forestal, que implica que todo se reutiliza, sin generar residuos. Puso como ejemplo la producción de energía eléctrica a partir de residuos de biomasa, que hoy podría abastecer a la mitad del país.
Además, destacó que incluso las cenizas generadas en este proceso se utilizan para fabricar ladrillos, contribuyendo a la construcción de viviendas para los más necesitados. “Esto es circularidad económica y social, y es un orgullo para Uruguay”.
En otro orden, Munyo mencionó subproductos del sector, como la madera de alta calidad que se exporta a mercados exigentes y se utiliza en proyectos de viviendas locales, como el de las del Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural (Mevir).
Además, la producción de papel, que mejora la calidad del agua y los suelos, y el uso de subproductos para la ganadería y la construcción vial, son otros ejemplos de cómo el sector forestal contribuye de manera integral a la economía nacional.
Líder en exportaciones
En cuanto a las cifras, Munyo reveló que el sector forestal se ha convertido en el principal exportador de Uruguay. Recordó que desde 2007 las exportaciones se han multiplicado por nueve y, que en los últimos 10 años, se han triplicado.
Actualmente, el sector representa el 22.2% de las exportaciones del país, superando a la carne bovina y la soja. A pesar de esta situación exitosa, Munyo afirmó que el sector aún no ha alcanzado su pico máximo, anticipando un crecimiento sostenido.
El sector forestal no solo genera ingresos directos, sino que tiene un fuerte efecto multiplicador en la economía uruguaya. Por cada peso generado en la producción de celulosa, otro peso se genera en otros sectores, como servicios agropecuarios y transporte. El impacto total del sector forestal, sumando celulosa y madera sólida, asciende a casi US$ 8.000 millones, lo que representa el 10% del PIB del país.
En cuanto a la contribución fiscal, Munyo desmintió la idea de que el sector forestal se beneficia de exenciones impositivas sin aportar al país. Según datos de la Dirección Nacional Impositiva (DGI), los productores forestales pagan US$ 223 por hectárea, lo que coloca al sector como uno de los mayores contribuyentes fiscales de Uruguay.
Conclusiones del estudio
Como resultado del análisis realizado por Ceres, Munto explicó que el potencial del sector forestal uruguayo es enorme y con posibilidades de expansión que incluyen el desarrollo de la industrialización de la madera sólida. Además, manifestó que opera bajo estrictas reglamentaciones internacionales, asegurando prácticas sostenibles y una convivencia armónica con otras actividades productivas, como la ganadería.
Sin embargo, advirtió sobre desafíos futuros, como la necesidad de reducir costos y mejorar la capacitación del capital humano.
A pesar de estos retos, dijo Munyo, el sector forestal sigue siendo un motor clave para el crecimiento económico de Uruguay, con un impacto significativo y un futuro prometedor.