Balizas que no están en su lugar, otras que tienen dañada la iluminación. Así está parte de la señalización del río Uruguay, lo que dificulta la navegación desde hace varios meses.
La situación fue denunciada por los prácticos nuevamente en las últimas semanas, pero se trata de una situación que data, al menos, del año pasado.
Los informes hablan de boyas que se corren del lugar correspondiente y de la ausencia de señales lumínicas que ponen en peligro a embarcaciones y tripulantes.
Según algunos actores de la actividad, las boyas en mal estado son las que están del lado argentino o, al menos, las que deben ser mantenidas por Argentina.
En ese sentido, también se ha informado que el equipamiento dañado es viejo, pese a que en la administración del entonces presidente argentino Mauricio Macri fueron compradas las boyas nuevas.
De acuerdo con la información que pudo recabar ComexLatam, se presume que las boyas nuevas no fueron colocadas por el alto costo que esto significa. La responsabilidad de esta tarea recae en el Estado argentino.
En este sentido, la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), que es de carácter binacional (Argentina y Uruguay), ha intentado dar solución a este problema proponiendo hacerse cargo del costo de la colocación y ofreciendo la tarea a Uruguay.
Según fuentes del sector consultadas por ComexLatam, la CARU luego implementaría una fórmula para que Argentina reembolsara el dinero invertido.
En marzo pasado, el entonces presidente de la delegación uruguaya de la CARU, Gastón Silbermann, indicó que Argentina había autorizado a la CARU a otorgar la tarea a Uruguay y que la misma sería coordinada con el Servicio de Balizamiento de la Armada Nacional de ese país y el Servicio de Oceanografía, Hidrografía y Meteorología de la Armada (SOHMA), el mismo que colocó las balizas correspondientes a Uruguay.
La CARU había llevado adelante un proceso de dragado y balizamiento que fue exitoso, pero luego llegó el problema del mantenimiento por parte de Argentina.
“Primero se hizo el trabajo de dragado de apertura y profundización que fue excelente. Se completó y se hizo todo de acuerdo con lo que estaba previsto en el contrato con la empresa Jan de Nul. Así se llegó a 25 pies de profundidad en el primer tramo del río y a 19 pies frente a Paysandú. Después fue momento de empezar con el contrato de mantenimiento con la misma empresa dragadora, el que se viene cumpliendo perfectamente”, dijo Silbermann al diario uruguayo El Observador en marzo pasado.
Asimismo dijo que “en marzo de 2019 empezó el dragado de mantenimiento y el balizamiento estaba finalizado correctamente”.
Hoy la situación ha empeorado porque las boyas siguen sin marcar correctamente el canal de navegación y en muchos tramos la vía queda reducida a la mitad en su ancho.
Debido a esta problemática, los buques han tenido que realizar muchas maniobras para evitar varaduras e, incluso, han rozado los veriles del canal.
Las gestiones de los implicados continúan y en los próximos días buscarán dialogar con las autoridades para alcanzar una solución y dotar de seguridad a la navegación, tanto diurna como nocturna.