La creciente tensión comercial entre Estados Unidos y China ya se traduce en señales concretas en el tráfico marítimo: cientos de barcos están saliendo de Asia con una ocupación mínima o completamente vacíos.
Entre las semanas 16 y 19 del año, se cancelaron 367.800 teus en las rutas transpacíficas, un incremento de más del 500% en menos de un mes, según datos revelados por Sea-Intelligence.
Se trata de una cifra inédita, que refleja el nivel de incertidumbre que atraviesa el comercio internacional, pues solo tres semanas atrás, la cantidad de contenedores cancelados era de 60 mil teus.
La caída en la actividad afecta especialmente a las rutas entre Asia y América del Norte. En la conexión con la costa oeste estadounidense, la capacidad desplegada bajó el 12% respecto a lo programado seis semanas antes.
En el caso de la costa este, la reducción alcanzó el 14%. Las cifras revelan que la respuesta de las navieras ha sido ajustar de forma inmediata sus operaciones ante un escenario cambiante y volátil.
“El clima político actual es extremadamente volátil y, dado que se imponen y suspenden aranceles casi a diario, las líneas navieras y los propietarios de carga solo están adaptando sus cadenas de suministro a corto plazo, esperando que la situación se estabilice antes de hacer ajustes a largo plazo”, explicó el director ejecutivo de Sea-Intelligence, Alan Murphy.
Cancelaciones
El fenómeno conocido como blank sailing —cancelaciones de viajes por baja demanda, congestión portuaria o medidas estratégicas— se ha vuelto una herramienta clave en este nuevo escenario. Las navieras buscan preservar tarifas, evitar pérdidas y limitar el exceso de capacidad frente a una demanda global en retroceso.
De acuerdo con analistas del sector, las empresas están reorganizando sus estrategias logísticas: postergan envíos, dejan mercancía en origen para evitar aranceles y revisan sus esquemas de abastecimiento en función del nuevo mapa geopolítico.
Una de las causas principales es el endurecimiento de las políticas comerciales. Estados Unidos elevó sus aranceles a productos chinos hasta 145%, mientras que China respondió con tasas de hasta 125% a bienes estadounidenses y restricciones a exportaciones de minerales críticos.
Sin precedentes
A medida de que las cancelaciones aumentan, se registran situaciones atípicas: embarcaciones que parten desde puertos chinos hacia América del Norte con menos del 70% de ocupación. En palabras del especialista en comercio internacional Jaime Cañón: “El barco zarpó… pero sin carga”. Un fenómeno que, si bien suena absurdo, es cada vez más frecuente en el comercio transpacífico.
Mientras tanto, el comercio transatlántico muestra una mayor estabilidad, impulsada por la suspensión temporal de aranceles anunciada tanto por la administración estadounidense como por la Unión Europea, que acordaron una tregua de 90 días.
El futuro de las rutas marítimas dependerá de la evolución del conflicto comercial y de las decisiones políticas en las principales economías. Por ahora, tanto navieras como exportadores e importadores se mueven con cautela, a la espera de señales más claras en un tablero global cada vez más incierto.