Durante la actual tregua de 90 días en el conflicto comercial con Estados Unidos, la Unión Europea busca afinar su estrategia frente a los aranceles impulsados por la administración Trump. Según un reporte de Euronews, en las últimas semanas se han evidenciado diferencias dentro del bloque sobre el alcance y la intensidad de las medidas de represalia a considerar.
Mientras algunos Estados miembros, como Francia, apuestan por una postura firme y agresiva para asegurar una posición de fuerza en las negociaciones, otros prefieren actuar con cautela para evitar una escalada con consecuencias económicas impredecibles. Entre las opciones sobre la mesa figuran no solo nuevos aranceles a productos estadounidenses, sino también restricciones al acceso de empresas de EE.UU. a contratos públicos y licencias dentro del mercado europeo.
Francia se posiciona como uno de los países más decididos a enfrentar a Washington. El presidente Emmanuel Macron denunció como «brutales e infundados» los aranceles recíprocos del 20% anunciados por Trump y propuso incluso suspender inversiones francesas en Estados Unidos. El ministro de Comercio, Laurent Saint-Martin, fue más allá y advirtió que Europa cuenta con un «instrumento contra la coerción» capaz de aplicarse con dureza si fuera necesario.
Alemania, inicialmente inclinada por una respuesta más moderada, ha comenzado a alinearse con la posición francesa. Aunque su exposición al comercio con EE.UU. es mayor, el gobierno alemán se muestra dispuesto a utilizar las herramientas más contundentes del arsenal europeo. La llamada «arma nuclear» —la herramienta anti-coerción— podría activarse si no se logra un acuerdo con Washington durante la pausa actual.
La unidad del bloque será clave en las próximas semanas, a medida que se acerque el fin del periodo de negociación. La UE enfrenta un dilema estratégico: mostrar firmeza sin cerrar la puerta al diálogo.